dijous, 7 d’abril del 2011

Agencias de rating (Eliseu Santandreu)

Recientemente la agencia de calificación de riesgos Moody's rebajó la calificación crediticia a España y, posteriormente a treinta bancos y cajas españolas. Tres de ellas a nivel de bono basura.
¿A quién interesan esas calificaciones de riesgo? Los bancos, grandes inversores y empresas y los Estados pagan a las agencias de calificación de riesgo para que califiquen la deuda de aquellos a quienes van a prestar dinero. Cuanto peor sea la calificación, mayor será el tipo de interés a exigir. Por otro lado, una rebaja de la calificación crediticia sustancial puede tener efectos indirectos y de contagio en los mercados financieros.

A pesar de que existen muchas agencias de de calificación de riesgo en el mundo, Mood´ys, Standard & Poors y Fitch, las tres norteamericanas suponen el 94% del negocio en este sector, actuando como oligopolio. Un grupo de abogados “Unión por las Libertades Civiles y el Observatorio de los Derechos Económicos y Sociales” ha presenta una querella ante la Audiencia Nacional contra las sedes españolas de rating por “alterar los precios del mercado bursátil con sus informes de calificación, utilizar información privilegiada para su propio beneficio y con perjuicio de los pequeños ahorradores” Los demandantes añaden que esas agencias han obtenido con esas prácticas unos beneficios anuales de 3.000 millones de euros, con márgenes de hasta el 50%. El 75% provienen de las comisiones que cobran a los emisores por calificar sus propios títulos.

Esas mismas agencias son las que en su momento clasificaron con la máxima calificación AAA los bonos emitidos por Madoff, Lehman Broters y muchos bancos las hipotecas basura o subprime, dando como buenos sus resultados, y aconsejando sin rubor que se adquirieran los mismos. El resultado es de todos conocidos, la quiebra de muchas entidades calificadas, una catástrofe sin precedentes en lo mercados financieros y serios temores sobre los sistemas financieros de los países que desembocó en la actual crisis. ¿Fue sólo una falta de ética profesional? ¿Existía connivencia entre calificador y calificado? ¿Hubo prevaricación? Esas entidades: ¿eran conscientes del perjuicio que podía suponer una ligereza en su información? Nunca se sabrá, pero ya no importa.





Sin embargo y curiosamente, el comportamiento de los mercados bursátiles parece no haber hecho demasiado caso en las rebajas últimas ya que el coste de la deuda pública española se ha reducido y los títulos de las entidades que cotizan en Bolsa no han experimentado castigos importantes, lo cual permite pensar en que se ha abierto una brecha sobre la credibilidad de esas agencias.

Las últimas rebajas en la calificación de países y entidades de Portugal y de España han supuesto un serio revulsivo. La UE propone una Fundación Europea de calificación crediticia, comprometiéndose a presentar una propuesta antes del verano sobre la necesidad de disponer de agencias de calificación europeas con regulación y control de la propia UE, para hacer frente al actual sistema, con frecuencia arbitrario y partidista, como lo demuestra el hecho de que países como EEUU y Gran Bretaña tengan la máxima calificación, a pesar de su fuerte endeudamiento.

Thomas Friedman columnista del New York Times sentenció: “En el mundo hay dos superpotencias: EE UU y Moody's. EE UU puede destruirte arrojando bombas y Moody's degradando tu solvencia. No está claro quién tiene más peligro". De esa cita hace quince años.

Iremos siguiendo el tema y, verán ustedes como si se logra atemperar a esos poderosos medios de calificación, supondrá un fuerte acicate- no el único- para alcanzar una normalidad en los mercados tan necesaria como deseada, para frenar la agresividad especulativa que vive tan feliz a la sombra de esas agencias.