divendres, 15 de juny del 2012

Reflexiones a la ayuda europea. Diari Sabadell (14/6) per Eliseu Santandreu

Como ya les supongo a ustedes enterados de que el pasado sábado día 9, el Fondo Europeo de Estabilidad financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) decidió conceder una ayuda de 100.000 millones de euros -16,7 BILLONES de las antiguas pesetas- equivalente al 10% del PIB español, dejaré para los tertulianos, entendidos, catedráticos y gurús, que se peleen entre ellos para delimitar si se trata de un rescate, de una intervención o de un préstamo. Pero, lo que es cierto es que ha privado el interés de Alemania, Francia, Holanda, etc. en asegurarse de que España tenga capacidad para devolverles los créditos que le han concedido por un lado, y evitar la ruptura del Euro antes de que Grecia pueda decidirlo el próximo sábado.


Esa concesión no es un acto de solidaridad ni altruismo de Europa hacia España. Se trata de aprovechar la ineptitud de un sistema financiero y a la codicia de unos directivos que han arruinado y saqueado las entidades financieras que ahora deberán recurrir al préstamo. Con esa operación los mecanismos europeos podrán  dirigir,  a través de sus interventores, las entidades afectadas a fin de enderezar el mermado sistema financiero que, Zapatero, hace solo un año, aseguraba que era la envidia de nuestros vecinos y que Rajoy reiteró hasta el hastío que nos bastábamos con nuestra hidalguía quijotesca, sin precisar ayuda.


¿Por qué el gobierno español ha tardado tanto en pedir esa ayuda? Varias razones lo justifican. La primera es que pedir ayuda suponía para Zapatero en su momento y, ahora para Rajoy, perder soberanía en la gestión de la crisis, es decir obedecer órdenes. La segunda a la evidencia de que las estructuras del sistema financiero: Banco de España; cientos de asesores y consejeros bien pagados; desencuentros y contradicciones entre los gobernantes del mismo Gobierno y las comisiones de sabios han desembocado en una situación técnica y ética lamentablemente denigradas. Por último, porque Rajoy teme que le pueda ocurrir lo que a los Jefes de Gobierno de otros países rescatados que fueron sustituidos, o se vieron obligados a anticipar elecciones. 

MECANISMO

Técnicamente se trata de la concesión de una póliza de crédito hasta un límite de 100.000 millones de euros, con el aval del Estado. Las entidades que lo precisen, solicitarán fondos a través del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria)  al plazo y coste previamente concertados. Con ese dinero la entidad deberá proceder a eliminar activos tóxicos, reestructurarse y volver a obtener beneficios para devolver el crédito recibido y los correspondientes intereses. En el caso de que el Banco no pueda devolver el crédito, será el Estado, como avalista, el que deberá devolver el crédito.

Pero en este nuevo escenario, la triada -tres interventores del FMI, BCE y del Fondo Europeo- informará a sus instituciones de la evolución y resultados del banco asistido. Entre otras medidas es de suponer que sustituyan a los altos cargos que aún no hayan huido; que fijen un sueldo adecuado a los sustitutos y que si éstos desea un fondo de pensiones se lo paguen ellos; adecuen sus plantillas y reduzcan el número de oficinas en función a la cuota que le corresponda en el nuevo mapa bancario, todo ello con la finalidad última de dotar de solvencia a la entidad, aspectos imprescindibles con o sin ayuda. Planteado así, resultará prácticamente imposible que se den situaciones como las que hemos vivido recientemente por las que algunos se han aprovechado del caos y, aún están pendientes de rendir cuentas a la justicia y a los ciudadanos.                  

Por último, el temor de que Europa siga exigiendo medidas para reducir la deuda soberana española, crear empleo, reducir el déficit público u otras de orden macroeconómico, se producirán con independencia de ese crédito.

Si se aprovecha la posibilidad de que con ese dinero afluya crédito para que las empresas y familias consuman e inviertan se creará empleo, se animará el consumo y la inversión, se generará empleo y se podrá devolver el crédito y pagar los intereses sin dificultad. En cambio, si las entidades peticionarias lo utilizan para invertir en deuda soberana española o en otros fines alejadas de la propia actividad bancaria, no se habrá adelantado, salvo que estaremos más endeudados.

Habremos de dedicar varios artículos más para ir comentando las  modalidades y coste del préstamo que faltan aún por definir y que pueden condicionar los resultados de esa decisión.